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jueves, 19 de diciembre de 2013

Entrevista


 
José Antonio Lasheras es director del Museo de Altamira, institución que se encarga de gestionar la Cueva de Altamira, patrimonio de la humanidad en Cantabria. Lasheras lleva años combinando su labor de arqueólogo e investigador con la dirección, gestión y conservación de Altamira, su entorno y su Neocueva, trabajo que lleva realizando durante los últimos 22 años.
Gracias a él, conocemos la labor que se desarrolla en Altamira, la forma de gestionarlo, el tremendo valor patrimonial que atesora, su impacto turístico en la comunidad, etc. 
Para los que no conozcan el Museo de Altamira, ¿qué tipo de obras se pueden ver en el museo y qué es lo más representativo?
El museo está dedicado a la cueva de Altamira, su arte rupestre y los modos de vida de la época en que fue habitada y pintada, el Paleolítico superior. En la exposición se puede recorrer la reproducción de la cueva de Altamira, lo que llamamos “Neocueva” y en el resto de salas se pueden ver objetos originales del Paleolítico superior; se trata de las herramientas y objetos decorativos que las gentes del Paleolítico fabricaron, con materias naturales (básicamente piedra, hueso y asta), para cubrir sus necesidades cotidianas. Actualmente hay más de 400 objetos expuestos que proceden de diferentes yacimientos de la Península Ibérica, e incluso algún objeto de la Prehistoria francesa. Lo más representativo del museo sin duda es conocer el arte de Altamira a través de la Neocueva.
¿Cuál es para ti vuestra principal misión?
Nuestra principal responsabilidad es la gestión del principal bien patrimonial que el Museo alberga, la cueva de Altamira. La prioridad es su óptima conservación, pero también darlo a conocer, es decir estudiarlo, y difundirlo tanto científicamente como para todos los ciudadanos interesados en él.

He leído que el museo ha atravesado diferentes fases en su creación, ¿de qué persona o institución fue la idea de crear el museo? ¿Cuál es la fecha oficial de creación como museo estatal?
Desde el descubrimiento de la cueva de Altamira en 1879 diversas instituciones se han encargado de su gestión. Cuando aparecieron problemas de conservación en el arte debido a la excesiva explotación turística, el  Estado español adquirió su propiedad  (en 1978) y creó un año despuésel Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira como instrumento para su gestión. Así que fue el Ministerio de Cultura el que tuvo la iniciativa de crear un museo que se encargara de conservar, investigar y difundir la cueva de Altamira en 1979. Otro hito importante en la historia del museo fue 2001 cuando se inauguró una nueva sede, un museo moderno y funcional con más y mejores servicios para el ciudadano.
Desde 2007 vivimos una crisis económica, ¿cómo se nota en el número de visitantes al museo?
Pues tenemos la suerte de que no nos está afectando grandemente. Posiblemente a ello contribuye que las tarifas de acceso son muy asequibles para cualquier bolsillo. Además en momentos de crisis se prima más el turismo de interior, y eso nos beneficia pues Cantabria es un lugar con numerosos atractivos naturales y culturales y mantiene las cifras de turismo, a pesar de que los turistas gasten menos dinero durante su estancia. El Museo, prácticamente desde su inauguración,  ha mantenido una media de visitantes de 250.000 personas al año, con ligeras variaciones al alza y a la baja, y este año, que quizá es en el que más se ha notado la crisis, mantendremos esta media.
¿Cuenta el museo con empresas privadas que le apoyen? ¿Ha disminuido su aportación con la crisis?
En España, y particualmente en Cantabria hay poca cultura de patrocinio, por lo que han sido pocas las empresas privadas que hayan apoyado económicamente la acción del museo. Sí se ha destacar el patrocinio por parte del Banco Santander en  una cuestión concreta, el sistema de venta anticipada de entradas, que se realiza a través de su plataforma de banca on line, y que es íntegramente patrocinado por el Banco.
Es curioso, ya que imagino que Altamira es un foco de turistas para Cantabria…
El museo ha sido y es uno de los principales activos del turismo de Cantabria. Principalmente Altamira es imagen de Cantabria por ser conocido internacionalmente. Pero además el museo es el sitio patrimonial más visitado de todo Cantabria, con una media anual de 250.000 visitantes.  Además contribuye a crear una imagen de marca, de elemento diferenciador y una imagen de calidad del turismo cultural de Cantabria.

¿Qué investigaciones realiza el museo? ¿Cómo las difunde?
El museo tiene varias de investigación propias y colabora en investigaciones de otras instituciones. Podemos destacar tres líneas diferenciadas: la principal es el estudio del arte y de la arqueología de la cueva de Altamira. A pesar de que Altamira es famosa internacionalmente, está poco estudiada científicamente; por ello el museo está desarrollando un proyecto para documentar el arte y caracterizar las ocupaciones prehistóricas. Ahora mismo el principal resultado de esta investigación ha sido constatar la mayor antigüedad del arte de Altamira, pues se han datado algunas pinturas en más de 35.000 años, en el periodo Gravetiense.
Una segunda línea de investigación es la que está dirigida a caracterizar al público del museo, a través del Laboratorio de Público de Museos Estatales, que tras el primer estudio de público publicado, en breve abrirá nuevas líneas de investigación.
Y una tercera línea es el estudio del arte rupestre de Paraguay. Desde el año 2008 el Museo es el encargado de registrar e inventariar el arte rupestre de este país, un arte que hasta nuestra investigación era desconocido para la comunidad científica, por lo que se trata de una investigación de gran trascendencia científica. Esperemos que a pesar de los problemas de financiación por la crisis, podamos continuar con este trabajo.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Obituario falso Vargas Llosa


Muere el escritor Mario Vargas Llosa

El escritor hispano-peruano y ganador del Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, falleció ayer en su domicilio de Madrid a los 77 años de edad por causas aún desconocidas.
Así, la vida se lleva por delante a uno de los escritores más influyentes de la historia, habiendo publicado más de 100 obras entre ensayos, novelas o cuentos. Vargas Llosa comenzó a escribir a la pronta edad de quince años y sólo la muerte ha conseguido apartarle de la pluma. Fue el periodismo quien le dio el sentido a su pluma sin ser aún mayor de edad, aunque luego decidiría licenciarse en Derecho y Literatura. Sin embargo, fueron esas prácticas en el diario La Crónica de Lima las que unieron al escritor con la tinta para no separarse jamás.
Sesenta y dos años de carrera después, Vargas Llosa deja un legado literario incontestable con obras como ‘La ciudad y los perros’ (1963), ‘La Guerra Del Fin Del Mundo’ (1981) o ensayos sobre Sartre, Camus, Grosz o Víctor Hugo. Una extensa trayectoria ajusticiada por premios como el Nobel de Literatura de 2010 o el Miguel de Cervantes en 1994.
No sólo la literatura le debe parte de su historia a Vargas Llosa. También la política, en la que participó activamente defendiendo sus ideas liberales y presentándose a la presencia de Perú en 1990 despúes de fundar el movimiento Libertad.
Escritor, político y, sobre todo, un hombre que defendió sus ideas y que deja un legado imborrable. Mario Vargas Llosa se fue ayer, pero su obra, sus ideas y su influencia en la sociedad permanecerán por muchísimo tiempo. Descanse en paz.

martes, 19 de noviembre de 2013

Fotografía y periodismo: Magnum's First


 
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Por manida que esté la dichosa expresión, no puede ser más cierta: la fotografía aúna historias en un solo vistazo, congela la realidad y la muestra tal y como es, sin ningún tipo de aditivo artificial (salvo cuando las herramientas de edición son utilizadas con fines que no vienen al caso, claro). El hecho de congelar  la realidad siempre me ha llamado poderosamente la atención. Uno puede hacer la siguiente prueba, mandando a tres o cuatro periodistas a visitar un mismo lugar. Todos le contarán, con la mayor objetividad posible, lo que han visto. Sin embargo, cambiarán los detalles, las perspectivas, la visión de cada uno. En una fotografía, lo que está es lo que se muestra. Sin más.
La Agencia Magnum lleva mostrándonos la realidad de esa manera desde hace más de 60 años. Fundada en 1947, la agencia inaugurada en Austria ha visto cómo pasaban por su filas maestros del fotoperiodismo como Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Werner Bischof, Ernst Haas, Erich Lessing, Jean Marquis, Inge Morath o Marc Riboud.
La exposición “Magnum’s First”, ubicada en la fundación Canal, recoge esto precisamente. Una galería fotográfica que fue inaugurada en 1955 como “Gesicht der Zeit” (El rostro del tiempo) y que ilustra a través de 83 fotografías las instantáneas de varios fotoperiodistas. Imágenes que estuvieron 50 años en el olvido, perdidas en el Instituto Cultural Francés de Innsbruck y que ahora podemos disfrutar en Madrid.
Son retratos de lugares (las de Hungría de Jan Marquis, o el País Vasco de Robert Capa), de figuras trascendentales en la historia (destaca el reportaje de Gandhi realizado por Henri Cartier-Bresson en 1948) o simplemente diarios de viaje como el de Werner Bischof.
En definitiva, una manera genial de reivindicar la labor del fotoperiodista como comunicador de historias, realidad y periodismo. Una tarea que tendemos a olvidar pero que permite conocer la historia y su transcurso, no sólo desde las palabras, sino también con imágenes.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Pintura y poder: Velázquez y la familia de Felipe IV



En 1650, Velázquez trabajaba en Roma como retratista del Papa. Al mismo tiempo, Felipe IV se casa con Mariana de Austria. Esos son los dos puntos de los que parte la exposición ‘Velázquez y la familia de Felipe IV’: en un primer momento encontramos hasta cuatro obras en los que retrata a la corte papal pero es su relación la Casa Real la que cobra más importancia. En ese aspecto, la exposición pone rostro a los personajes que, en ese momento, demandaba Europa: el propio Felipe IV, la reina Mariana de Austria y su hermana María Teresa, los príncipes y las infantas, con especial atención en Margarita (a la que se dedica una sección entera).

Era ese un contexto en el que España había entrado en una grave crisis económica y estaba en guerra con Francia, Inglaterra y Portugal. Por eso, es paradójica la importancia de la pintura en esta época: sin la labor del retratista, los rostros de la Casa Real no habrían llegado nunca hasta la actualidad, convirtiéndose en fotógrafos tanto individuales, como de un contexto y una forma de vivir (los palacios, las vestimentas…).

La segunda parte de la exposición propone estudiar cómo se continuó la obra de Velázquez de la mano de Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño de Miranda, dos de sus discípulos. De ellos encontramos hasta once obras que retratan también a la Casa Real.

En definitiva, una buena prueba de la importancia de la pintura en esta época para dos motivos: el primero, como comentaba antes, el de hacer que un determinado contexto perdure en el tiempo y llegue a nuestros días; el segundo, y más importante en su día, el de mantener informada a una población que reclamaba saber cómo se vivía en el palacio, quiénes eran los sucesores y su modelo de vida.

martes, 5 de noviembre de 2013

Paul Schrader



Decía Bernard Sumner, guitarrista de Joy Division y vocalista –después– de New Order, que no vio un árbol hasta que fue adolescente. Vivía en la Manchester industrial de los ochenta, tan oscura como gris, tan decadente como profunda. Ese hecho marcaría su vida y su carrera artística.
Paul Schrader no vio una película hasta los dieciocho años. Y tal debió ser su fascinación que, al poco tiempo, se matriculó en Film Studies en la universidad de California – Los Ángeles (UCLA) y se convirtió en crítico de cine en varios medios. Pronto traspasó su pluma de los medios al guión (‘The Yakuza’ o ‘Taxi Driver’) y ahí se quedó, flirteando también con la dirección.
Años después, Schrader ya no habla en los medios sobre películas sino que los medios hablan de él. Y lo hacen en una era en la que la cultura atraviesa un momento de creatividad enorme en un momento de crisis galopante. ¿El resultado? Los cines están vacíos, no se paga por las películas e Internet ha arrasado con la industria. Aunque, para él, los cines no dejan de ser un invento comercial que ha llegado a su límite. “Ahora mismo, una pantalla plana en casa puede ofrecer más calidad que muchos cines. Estás más comodo, el sonido es mejor, la imagen más nítida, más barato…”.
Dentro de esa visión negativa, sin embargo, Schrader bromea con un futuro dominado por máquinas y la posición del cine dentro de la cultura. Quizá por eso ahora viene promocionando ‘The Canyons’, una metáfora de hundimiento del propio cine… desde dentro. No sólo lo atiza, sino que lo hace sumándose al crowdfunding como método de financiación y obviando el arquetipo clásico de la industria. Ya saben, sólo está tranquilo el que está seguro de sí mismo.

domingo, 3 de noviembre de 2013

La villa de los papiros, en Madrid


 Corría el año 79 cuando la lava inundó Pompeya y Herculano, escondiendo la llamada Villa de los Papiros: una biblioteca que atesoraba en su interior más de 1800 papiros. Sin embargo, en 2013 podemos asistir en el Matadero a una exposición que se construye en base a la Villa y que guarda grandes tesoros de la Edad Antigua. Dentro de ella, podemos encontrar un papiro de la Biblioteca Nacional de Nápoles, que posee más de tres metros de longitud y que es el único que está desenrollado en su totalidad.

En su segunda parte, son la excavaciones arqueológicas las protagonistas: no obstante, a través de ellas se consiguieron rescatar en el siglo XVIII las ciudades sepultadas por el Vesubio. En esta sección, destaca la máquina para abrir papiros de Antonio Piaggio.

En definitiva, la exposición da una idea de cómo se ha ido propagando la cultura en los últimos dos mil años, su proceso, la dificultad de conservación de las piezas y muestra que la cultura, el arte y el conocimiento siempre han estado presentes en la vida del ser humano.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Tom Wolfe, genio con traje blanco



Tom Wolfe, embutido en su traje blanco y sus calcetines multicolor, es de esos personajes que no pasan desapercibidos. Al menos, no cuando se prepara para ser, de vez en cuando, el foco de atención. No cuando se disfraza de su propio personaje y se despoja de su mono de trabajo, convirtiéndose en un tipo excéntrico, sórdido y de personalidad. Sin embargo, el Wolfe periodista es un camaleón que se integra en su entorno y contexto y pasa por allí como quien no quiere la cosa, como sus coetáneos Hunter S. Thompson o Ryszard Kapuscinski. “Recuerdo que evitaba ir a las manifestaciones cubanas en limusina para no parecer demasiado capitalista. Pero mis colegas de Wall Street Journal no se cortaban y siempre estaban rodeados de chicas en la piscina del Hilton”, dice. Una frase que enmarca su modelo de trabajo: con los ojos bien abiertos, pinta de despistado y preguntando aquí y allá, aunque reconozca que eso siempre le ha incomodado.
Porque el americano, que se encamina ya hacia los ochenta y tres años de edad, es un periodista clásico. Su noticia está en la calle y no en ninguna nota de prensa del buzón de entrada de su correo electrónico; sus personajes principales están en la calle, son de carne y hueso, reales, y están esperando a que alguien cuente su historia sin necesidad de inventarlos; su pluma, realista y ácida, se niega a someterse a la hegemonía digital. Un asunto, el de las nuevas tecnologías, nada baladí para quien ha estampado su firma en el New York Herald o The Washington Post durante toda una vida. Por eso observa, con resignación, que las pantallas se hacen con el papel poco a poco: ”Los diarios de Estados Unidos son monopolios locales y tienen redacciones menguantes. Jeff Bezos acaba de comprar el Washington Post y no parece un revolucionario. Pero mi impresión es que tarde o temprano lo convertirá en su diario digital”.
Mientras tanto, Wolfe sobrevive. Lo consigue con novelas periódicas, reportajes y ensayos que van engrandeciendo una obra magna, extensa e influyente. Ahora contraataca con ‘Bloody Miami’, donde estudia la inmigración cubana y su fuerza en la ciudad de Florida. Y no se queda ahí: ya anuncia que su próximo libro será un reportaje sobre la historia de la teoría de la evolución desde el siglo XIX hasta la actualidad. Que dure.